sábado, 30 de octubre de 2010

Última.tum. María Pons

Tus siempres.se encarnan en.mi.nada

Etermidad cadu.cada en segun.dos

ojos.salton.es

agua.s.aladas

sivir.viente

mora.da.

lunes, 25 de octubre de 2010

Porque. María Pons

No irse es antónimo de quedarse
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La nada de todo
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Preguntas historias, echas haches
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Centímetro a centímetro. Rubén Bonifaz Nuño

-Piel, cabello, ternura, olor, palabras-
mi amor te va tocando.
Voy descubriendo a diario, convenciéndome
de que estás junto a mí, de que es posible
y cierto; que no eres,
ya, la felicidad imaginada,
sino la dicha permanente,
hallada, concretísima; el abierto
aire total en que me pierdo y gano.
Y después, qué delicia
la de ponerme lejos nuevamente.
Mirarte como antes
y llamarte de “usted”, para que sientas
que no es verdad que te haya conseguido;
que sigues siendo tú, la inalcanzada;
que hay muchas cosas tuyas
que no puedo tener.
Qué delicia delgada, incomprensible,
la de verte lejos,
y soportar los golpes de alegría
que de mi corazón ascienden
al acercarse a ti por vez primera;
siempre por primera, a cada instante.
Y al mismo tiempo, así, juego a perderte
y a descubrirte, y sé que te descubro
siempre mejor de como te he perdido.
Es como si dijeras:
“Cuenta hasta diez, y búscame”, y a oscuras
yo empezara a buscarte, y torpemente
te preguntara: ¿estás allí?”, y salieras
riendo del escondite,
tú misma, sí, en el fondo; pero envuelta
en una luz distinta, en un aroma
nuevo, con un vestido diferente.

Circe. Gabriel Zaid

Mi patria está en tus ojos, mi deber en tus labios.
Pídeme lo que quieras menos que te abandone.
Si naufragué en tus playas, si tendido en tu arena
soy un cerdo feliz, soy tuyo, mas no importa.
Soy de este sol que eres, mi solar está en ti.
Mis lauros en tu dicha, mi hacienda en tus haberes.

miércoles, 13 de octubre de 2010

LA MESA PUESTA. ALBERTO BLANCO

Reunidos al calor del buen café,

los panes resplandecen con la calma

de las paredes blancas, encendidas,

rebosantes de luz por la ventana.

Ya la paja se extiende entre los pinos,

crece la claridad y forma el cielo,

forma una habitación, forma una jarra

profunda como el ojo del espejo.

Es este mismo mar, el mar de siempre,

llano rectangular de cada cosa,

donde flotan los montes y las nubes

como islas de quietud entre las horas.

Giros de faros, 1979